La formación musical va muy unida al desarrollo integral del ser humano ya que estimula el desarrollo de todos los sentidos, así como la abstracción, razonamiento, memoria, orden, creatividad, y comunicación.
Este desarrollo e importancia es tan antiguo que si nos remontamos a la antigua Grecia, observamos que para ellos era sinónimo de orden, armonía, proporción y equilibrio.
Hemos de tener en cuenta que la formación musical desarrolla la personalidad del individuo incidiendo en el optimismo y el bienestar personal. Muchas personas estudian música de forma amateur para tener una evasión o momento de felicidad cuando ejecutan sus pequeñas obras en sus instrumentos.
La música, además se introduce en el alma del ser humano, afectando a su equilibrio, por medio de la dulzura de sus sonidos y proporción matemática de sus ritmos.
Platón decía que la música en la infancia apacigua el estado de ánimo, por eso hacía referencia a la música infantil y las canciones de cuna para crear tranquilidad y calma en los niños.
Hoy en día, incluso se utiliza con fines terapéuticos, para personas con ciertas discapacidades o problemas patológicos, ya que tiene un valor medicinal, debido a su valor expresivo y emotivo, de ese modo puede utilizarse como analgésico, calmante, de utilidad para problemas de insomnio etc…
Desde el punto de vista social, también toma un papel importantísimo, ya que, a través de ella, y junto a ella, la gente se reúne, tanto ejecutando como escuchando. Por lo que, de este modo, se favorece el respeto hacia los demás. Y si lo miramos desde el punto de vista de la ejecución instrumental en grupo, observaremos que, además, esta requiere flexibilidad y capacidad de adaptación al mismo tiempo.
La reflexión a la que se llega es que la música es imprescindible para el desarrollo humano en todos los ámbitos de la enseñaza, por su gran importancia en la formación integral que proporciona experiencias cognitivas y sensitivas. Por lo que la inclusión de esta materia en los planes de estudio se hace imprescindible.