Una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana ha sido Cecilia de Roma.
Universalmente reconocida como patrona de la música, esta mártir ya tenía una amplia veneración y reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era, y posteriormente se la ha conmemorado tanto en Oriente como en Occidente.
La Iglesia Católica conmemora el 22 de Noviembre, la muerte de Santa Cecilia, una mujer de familia noble. Se dice que el día de su boda, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón, ya que había decidido entregarle su vida y tuvo que casarse por deseo de su padre. Posteriormente, fue torturada por convertirse al cristianismo y falleció un 22 de Noviembre de un año indeterminado, entre el 180 y el 230.
En 1594, el Papa Gregorio XIII la nombró patrona de los músicos, y así sigue siendo hasta hoy. El Papa que la nombró patrona, dijo que había “demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música”.
Según explica la tesis del profesor de historia venezolano Jesús Ignacio Pérez-Perazzo, «el hecho más probable para que se le relacione con la música es, porque desde muy joven y de acuerdo con las costumbres y tradiciones de las familias patricias romanas, Cecilia debió iniciarse y tocar algún instrumento musical, probablemente la lira, la cítara o algún tipo de arpa de las utilizadas por las damas de la sociedad romana de la época».
Estos motivos convirtieron a Santa Cecilia en un icono de la música y de los músicos, que cada 22 de Noviembre celebramos su día.